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Pedro José “Cheito” Rodríguez: entre jonrones y leyendas

14 febrero, 2021 | Víctor Kevin Almeida Rodríguez

Este 13 de febrero nos ha dejado, físicamente, uno de los íconos e ídolos de las Series Nacionales y Selectivas de los años setenta y principios de los ochenta, el gran Cheito

Cheito Rodríguez. Foto: Score Magazine

Nunca tuve la oportunidad de verlo jugar, al menos en vivo, pero por los cuentos que hacía mi padre y la incontrastable categorización de Boby Salamanca cuando se paraba en el cajón de bateo a la voz de “Pase Usted Señor Jonrón”, supe que Pedro José Rodríguez, cariñosamente Cheito, había pasado por el béisbol de Cuba dejando una marca en el tiempo, de las que no se rompen como las estadísticas.

Este 13 de febrero nos ha dejado, físicamente, uno de los íconos e ídolos de las Series Nacionales y Selectivas de los años setenta y principios de los ochenta. Portador de una fuerza natural que lo posicionaba como uno de los bateadores más temidos por los pitchers, aunque su biotipo, chiquito y regordete, dijera lo contrario.

La ciudad de Cienfuegos vio nacer a un hombre que, desde su comienzo, estaba destinado a la grandeza. Proveniente de una familia muy beisbolera, donde su padre incluso llegó a jugar Triple A con los Indios de Cleveland. No fue pura casualidad que en su temporada de novato, Cheito, con Las Villas,  enviara la pelota fuera del parque en 11 ocasiones, récord que duró unos 27 años en romperse; no es casualidad, tampoco, que año tras año disputase el liderato de jonrones con otra leyenda cubana y compañero de equipo, Antonio Muñoz.

Solo 1304 turnos al bate le bastaron para arribar a los 100 jonrones, nadie lo ha hecho más rápido en toda la historia. La fuerza de Cheito era tanta que durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Medellín, disparó 15 vuelacercas en solo 37 apariciones en el cajón de bateo.

Precisamente, con el equipo de las cuatro letras Rodríguez acrecentó sus vitrinas, y es que aquel jonronero por naturaleza lideró este departamento en los Centroamericanos de  1978 y 1982; fue clave en las victorias cubanas de las Copas Mundiales de Cartagena 1976, Roma 1978, Tokio 1980 y La Habana 1984, así como del título en las Copas Continentales de Bélgica 1983 y Cuba 1979, donde sus tres batazos de vuelta al cuadro frente a Panamá, y las conexiones ante al equipo de Estados Unidos, fueron protagonistas.

Medellin 78, después de un jonrón reciben a Pedro José Muñoz.

Muchos recuerdan los 68 cuadrangulares de la temporada 1978; el jonrón, en ese mismo año, frente a Tim Leary, quien luego haría una extensa carrera en MLB jugando para los Mets, Dodgers y Yankees, entre otros. Su récord de jonrones en los Panamericanos de Puerto Rico 1979 y los dos batazos por el center field al zurdo estadounidense Ken Dayley, recordado por su carrera en los Cardenales de San Luis.

Pocos representaron a la bandera nacional como Cheito. Con un total de 154 jonrones internacionales y más de 10 títulos con la selección, se convirtió en uno de los peloteros más trascendentales de nuestra  historia.

Una carrera plagada de éxitos en la que solo un desliz y una medida excesivamente injusta, le privaron de llevar sus números, trofeos y galardones al límite que todos pensamos que pudo haber llegado.

En 1985 fue suspendido tras recibir dólares como regalo de un jugador venezolano, unos dicen que 92 dólares, otros que 81, el caso es que la medida, si bien el dólar estaba penado en aquella época, fue extremadamente innecesaria y privó al “Señor Jonrón” de proseguir su curso sin ninguna anomalía. También le quitó la emoción a los aficionados de ver batear, durante más de tres años, a quien había sido una estrella por 12 Series Nacionales.

Con solo 29 años al momento de la sanción, Pedro José Rodríguez poseía 276 cuadrangulares, y  era superado en la lista histórica por Antonio Muñoz. Además, había impulsado más de 900 carreras  y todavía no había llegado la era del bate de aluminio y la bola viva. Sin embargo, luego de tres años fuera de la acción, no volvió a ser el mismo y su capacidad para sacar bolas de los estadios, principal arma de aquel excelentísimo pelotero, se iba extinguiendo poco a poco.

Dicen que Cheito era de esos que nunca tuvieron un slump, y no es de asombrarse. En 15 Series Nacionales despachó 289 vuelacercas y remolcó 973 carreras, promedió un average de 287 y su slugging de 546 lo colocan como uno de los bateadores de más potencia en la pelota cubana.

Hoy tenemos que despedir, a sus 65 años, a esta parte de la historia de Cuba. Cheito Rodríguez fue el bateador por excelencia en la Mayor de las Antillas durante muchos años. De esos que solo aparecen cada cierto tiempo y hay que saberlos disfrutar. Cienfuegos despedirá a un hombre que ya forma parte de la historia de Cuba, de los que representan la identidad nacional en cualquier lugar del mundo, de los que le ponen color al beisbol criollo, de los que con un batazo le alegraron el día e incluso la vida a millones de cubanos, de los nombres que jamás pueden ser olvidados, de quien hay muchas cosas que rescatar todavía para cuando en el futuro se hable de Cheito Rodríguez, todos, al unísono, expresar: ese fue el “Señor Jonrón” de la pelota cubana.

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